Cada 27 de junio, la Iglesia celebra la memoria de San Cirilo de Alejandría, uno de los grandes padres de la Iglesia que defendió la unidad divina y humana de Jesucristo frente a las herejías. Como patriarca de Alejandría y doctor de la Iglesia, San Cirilo de Alejandría articuló una profunda teología cristológica y escribió multitud de cartas y tratados que aún hoy inspiran a teólogos y creyentes. En este texto descubrirás su biografía, sus principales aportaciones teológicas, la fecha de su fiesta, sus tradiciones y por qué su ejemplo sigue vigente.
1. Orígenes y formación de San Cirilo de Alejandría
San Cirilo de Alejandría nació alrededor del año 376 en la ciudad de Jerusalén, en el seno de una familia cristiana notable. Hijo de Teófilo, obispo de Alejandría, recibió una esmerada educación clásica y teológica que combinaba el estudio de las Sagradas Escrituras con la filosofía platónica. A la temprana edad de veinte años, Cirilo ya destacaba por su elocuencia y madurez espiritual. Bajo la tutela de su padre, profundizó en la exégesis bíblica y la patrística, preparándose para el ministerio pastoral y la defensa de la fe.
Durante su juventud, San Cirilo de Alejandría escribió numerosos comentarios bíblicos que revelan su aguda inteligencia y su gran amor por el texto sagrado. Su estilo claro y apasionado lo hizo muy querido entre los fieles y temido por los que se oponían a la doctrina apostólica.
2. El patriarcado y el reto de la herejía
En el año 412, tras la muerte de Teófilo, San Cirilo de Alejandría fue elegido patriarca, asumiendo la responsabilidad de una de las sedes más importantes del cristianismo oriental. Desde el inicio de su pontificado, San Cirilo de Alejandría se enfrentó a diversos desafíos:
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Pelagianismo: la herejía que negaba la necesidad de la gracia divina para el perdón y la santificación.
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Nestorianismo: enseñanzas de Nestorio que separaban en dos personas la divinidad y la humanidad de Cristo.
San Cirilo de Alejandría combatió con vigor estas posturas, defendiendo que en Jesucristo hay una sola persona con dos naturalezas, divinas y humanas, unidas sin confusión. Sus cartas a Nestorio y a la emperatriz Pulqueria revelan un profundo amor por la verdad y un ardor pastoral por la unidad de la Iglesia.
3. El Concilio de Éfeso (431) y la victoria de la fe
La figura de San Cirilo de Alejandría brilla especialmente en el Concilio de Éfeso, convocado en 431 para resolver la controversia nestoriana. En este concilio:
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San Cirilo de Alejandría presentó sus Teses tomistas, donde explicaba la unidad hipostática de Cristo.
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Logró la adhesión de la mayoría de los obispos a la doctrina de María como Theotokos (Madre de Dios), rechazando la terminología propuesta por Nestorio.
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Defendió con vehemencia la fe apostólica frente a quienes querían fragmentar la persona de Cristo.
La decisión de Éfeso consagró a San Cirilo de Alejandría como “el guardián de la fe”, estableciendo un criterio cristológico que permanece vigente en toda confesión católica y ortodoxa.
4. Escritos y aportaciones teológicas
Además de sus cartas y sermones, San Cirilo de Alejandría legó a la Iglesia varias obras fundamentales:
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Comentario al evangelio de Juan: una de las interpretaciones más profundas de la divinidad de Cristo y de la unidad de la Trinidad.
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Tratado contra Nestorio: donde refuta con argumentos teológicos y bíblicos la separación de naturalezas.
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Cartas pastorales: dirigidas a fieles y obispos, en las que combina exhortaciones morales y enseñanza doctrinal.
Su estilo se caracteriza por la claridad, la fuerza pastoral y la capacidad de sintetizar la tradición patrística. San Cirilo de Alejandría supo unir el rigor académico con la calidez del corazón, acercando la doctrina al pueblo.
5. Fecha de celebración: 27 de junio
La fiesta litúrgica de San Cirilo de Alejandría se celebra cada 27 de junio, día en que la Iglesia conmemora su tránsito al cielo, ocurrido en 444. En este día, las parroquias y catedrales incluyen en la liturgia:
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Lecturas de las epístolas paulinas que subrayan la unidad de Cristo.
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Oraciones que piden la intercesión de San Cirilo de Alejandría por la fidelidad doctrinal.
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Himnos antiguos griegos y latinos compuestos en su honor.
Esta celebración recuerda a los fieles la importancia de mantener la fe íntegra y de defender la unidad de la Iglesia frente a las divisiones.
6. Devoción y tradiciones populares
Aunque de origen oriental, la devoción a San Cirilo de Alejandría se ha extendido por todo el mundo cristiano:
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Iconografía ortodoxa: se le representa con el libro del evangelio y gesto de bendición, subrayando su magisterio.
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Procesión de reliquias: en Alejandría y en Constantinopla se organizan desfiles con reliquias forjadas en la Edad Media.
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Jornadas de estudio: en universidades teológicas, cada 27 de junio se ofrecen conferencias sobre cristología, inspiradas en su obra.
En países de tradición greco-católica, su imagen ocupa un lugar destacado en los iconostatos, recordando a los fieles su papel en la defensa de la unidad cristiana.
7. El legado de San Cirilo de Alejandría hoy
El pensamiento de San Cirilo de Alejandría sigue vivo en la teología contemporánea:
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Cristología ecuménica: católicos, ortodoxos y luteranos toman sus definiciones para dialogar y avanzar en el entendimiento mutuo.
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Estudios bíblicos: su comentario a Juan inspira a exegetas que buscan profundizar en el misterio de la Palabra hecha carne.
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Formación sacerdotal: seminarios y facultades usan sus escritos para enseñar la importancia de la ortodoxia y la caridad simultáneas.
San Cirilo de Alejandría nos recuerda que la verdad doctrinal y el amor pastoral son inseparables, y que defender la fe es un acto de caridad hacia la Iglesia entera.
8. Reflexiones para el creyente moderno
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Unidad en la diversidad: así como San Cirilo de Alejandría preservó la unidad en medio de la controversia, nosotros estamos llamados a buscar la comunión sin renunciar a la verdad.
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Amor por la Palabra: su pasión exegética nos anima a leer la Biblia con reverencia y profundidad, dejando que transforme nuestro corazón.
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Coraje doctrinal: en tiempos de relativismo, su ejemplo nos impulsa a defender con humildad y claridad los fundamentos de la fe.