San Cleto y San Donaciano: Fe y Martirio el 6 de Septiembre

Cada 6 de septiembre, la Iglesia honra la memoria de San Cleto y San Donaciano, dos obispos que entregaron su vida por defender el Evangelio en tiempos de gran persecución. Su testimonio de fidelidad ante la adversidad nos recuerda que la fe cristiana se mantiene viva cuando damos prioridad al amor de Cristo sobre cualquier temor. En este artículo, conocerás quiénes fueron estos santos mártires, por qué se celebra su fiesta, cómo han llegado hasta nosotros sus relatos y de qué manera podemos vivir hoy su ejemplo de valentía y entrega.


Quién fue San Cleto

San Cleto, también llamado Leto en algunas tradiciones, fue obispo de una región del norte de África durante el siglo V. Su episcopado coincidió con el avance de los vándalos, un pueblo germánico que tras la caída del Imperio romano de Occidente se asentó en la zona y adoptó la fe arriana, considerada herética por la Iglesia católica.

  • Pastor comprometido: Cleto se destacó por predicar con humildad y visitar a los fieles en sus comunidades, incluso cuando las amenazas bárbaras se acercaban.

  • Defensor de la ortodoxia: Rechazó firmemente las enseñanzas arrianas, manteniendo la doctrina de la divinidad plena de Cristo.

  • Sufrimiento y martirio: Tras un juicio injusto, fue condenado a muerte por negarse a renegar de la fe católica; murió quemado vivo, ofreciendo su sacrificio en unión al de Cristo.

Su valentía lo convirtió en un símbolo de fortaleza doctrinal y caridad pastoral.


Quién fue San Donaciano

San Donaciano vivió en la misma época y, como Cleto, sirvió como obispo en la región norteafricana. Aunque en muchos relatos va aparejado con Cleto, su trayectoria tiene matices propios:

  • Exilio bajo Hunerico: El rey vándalo Hunerico (reinado 477–484) decretó expulsiones masivas de obispos católicos. Donaciano fue deportado al desierto, sin alimento ni refugio.

  • Paciencia y oración: Durante años de destierro, practicó la oración continua y servía a los enfermos de sus captores, convirtiendo su calvario en testimonio de amor al prójimo.

  • Muerte en el exilio: Exhausto por la dureza del encierro y la enfermedad, entregó su espíritu al Señor lejos de su diócesis, dejando un legado de entrega sin condiciones.

Su vida nos enseña que el verdadero pastor acompaña a su rebaño, incluso en la más dura soledad.


Fiesta litúrgica: 6 de septiembre

La memoria de San Cleto y San Donaciano se celebra el 6 de septiembre en el calendario litúrgico local de algunas iglesias de África y en ciertas diócesis europeas con raíces en esa tradición. En este día:

  1. Misa solemne: Se proclaman lecturas como 2 Timoteo 4,6–8 (“He combatido el buen combate…”) y Juan 15,13 (“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”).

  2. Oración de los fieles: Se pide por los pastores de la Iglesia y por quienes sufren persecución religiosa en el mundo.

  3. Procesiones locales: En las comunidades que conservan reliquias de estos mártires, se organizan breves procesiones desde la iglesia parroquial hasta la capilla dedicada a ellos.

  4. Actos de caridad: Inspirados en su entrega, se realizan campañas de ayuda a refugiados y desplazados, evocando el destierro de Donaciano.

Celebrar su fiesta nos conecta con la historia de la Iglesia primitiva y renueva nuestro compromiso con la libertad religiosa y el servicio al prójimo.


Iconografía y símbolos

Al buscar representaciones de San Cleto y San Donaciano, es habitual encontrar:

  • Mitra y báculo episcopal: Señal de su dignidad de obispos.

  • Llama o hoguera: En alusión al martirio de Cleto, que murió quemado.

  • Desierto y alforja: Referencia al exilio de Donaciano y su condición de peregrino de la fe.

  • Libro abierto: Simboliza su enseñanza de la Palabra de Dios.

Estos elementos ayudan a los fieles a reconocerlos en pinturas, vitrales y estampas devocionales.


Devociones y prácticas recomendadas

Para honrar la memoria de San Cleto y San Donaciano, puedes incorporar en tu vida espiritual:

  1. Novena breve (30 de agosto–5 de septiembre): Cada día medita una de sus virtudes: fe, esperanza, caridad, fortaleza, paciencia, humildad, perdón, oración y obediencia.

  2. Jaculatoria de los mártires africanos:

    “San Cleto y San Donaciano, rueguen por los pastores y por los perseguidos; alcancen de Dios paz y valentía.”

  3. Visita a los oprimidos: Como obrador de la misericordia, visita un centro de refugiados o una prisión, llevando algún obsequio o tu compañía.

  4. Lectura de 2 Timoteo 4: Reflexiona sobre el texto “Por lo demás, hermano, fortifícate en la gracia que está en Cristo Jesús” y aplícalo a tus desafíos.

  5. Renuncia voluntaria: Elige algo a lo que estés muy apegado (una comodidad, un pasatiempo) y ofrécelo como un pequeño martirio en solidaridad con quienes sufren por su fe.

Estas prácticas fortalecen la comunión con nuestra tradición y ayudan a vivir una fe coherente.


Legado y relevancia hoy

Aunque su culto es más local, el testimonio de San Cleto y San Donaciano nos interpela en:

  • Libertad religiosa: Recordándonos que la fe auténtica a veces exige riesgos y sacrificios.

  • Diálogo ecuménico: Su historia en tierras de frontera doctrinal invita a la reconciliación entre confesiones.

  • Atención a los desplazados: El exilio de Donaciano resuena en la realidad actual de millones de refugiados.

Mantener vivo su legado nos impulsa a trabajar por un mundo donde cada persona pueda profesar su fe sin miedo.

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