San Francisco de Jerónimo: el incansable misionero de Nápoles que predicaba con el corazón

¿Quién fue San Francisco de Jerónimo?

San Francisco de Jerónimo fue un sacerdote jesuita nacido el 17 de diciembre de 1642 en Grottaglie, en la región de Apulia, al sur de Italia. Desde muy joven demostró una gran inteligencia y una profunda vocación religiosa, ingresando en la Compañía de Jesús (los jesuitas) a los 26 años.

Su vida se caracterizó por una intensa actividad pastoral y evangelizadora, especialmente en Nápoles, ciudad que lo acogió como predicador, confesor, director espiritual y misionero popular incansable. Se ganó el afecto del pueblo por su sencillez, su lenguaje claro y directo, y su capacidad de consolar y corregir sin herir.

Fue beatificado en 1806 y canonizado por el papa Gregorio XVI el 29 de junio de 1839, reconociendo su santidad y su gran contribución al renacimiento espiritual de su tiempo.


¿Cuándo se celebra San Francisco de Jerónimo?

San Francisco de Jerónimo se celebra el 11 de mayo, fecha que conmemora su fallecimiento en el año 1716. Esta festividad se observa especialmente en Italia, sobre todo en Nápoles, donde su figura sigue siendo muy venerada.

Cada 11 de mayo, fieles de diversas partes del sur de Italia acuden a rendirle homenaje, pidiendo su intercesión por las familias, los enfermos y las misiones. Su figura también es muy recordada en los colegios y comunidades jesuitas que ven en él un modelo de entrega y ardor apostólico.


El apóstol de Nápoles

Durante más de 40 años, San Francisco de Jerónimo recorrió calles, plazas, hospitales, cárceles y barrios marginales de Nápoles para predicar el Evangelio. No necesitaba templos ni púlpitos: hablaba directamente al pueblo, adaptando su mensaje a cada persona, con palabras sencillas pero llenas de profundidad.

Por esta razón fue llamado “el apóstol de Nápoles”, ya que su trabajo no solo se limitó a las iglesias, sino que se extendía a todos los rincones donde había almas necesitadas de consuelo, conversión o esperanza.

Su voz potente, su presencia imponente y su carácter alegre atraían multitudes. Se dice que lograba convertir corazones endurecidos y que muchos delincuentes abandonaron su vida anterior gracias a su predicación.


Caridad, oración y obediencia

San Francisco de Jerónimo vivió con austeridad, obediencia absoluta y un amor ardiente por la Eucaristía y la Virgen María. Nunca buscó reconocimiento, y rechazó con firmeza cargos de responsabilidad dentro de la orden, pues decía que su lugar estaba en la calle, con el pueblo.

Pasaba horas confesando, orando, visitando enfermos y organizando misiones populares en zonas rurales. Su vida fue una combinación admirable de acción misionera constante y profunda vida interior, lo que le daba una fuerza que parecía inagotable.


Milagros y dones sobrenaturales

A San Francisco de Jerónimo se le atribuyen numerosos milagros y dones carismáticos, tanto en vida como después de su muerte. Se cuentan episodios en los que:

  • Anunció eventos futuros que se cumplieron con exactitud.

  • Leyó el alma de personas en confesión, ayudándolas a reconocer pecados ocultos.

  • Curó enfermos con su bendición o con una simple oración.

  • Intervino en situaciones de peligro con resultados inexplicables.

Uno de los milagros más recordados fue cuando predijo un terremoto que amenazaba Nápoles e invitó a todos a la conversión. La ciudad entera se volcó en procesiones y oración, y el desastre no se produjo.


Un modelo de evangelización para hoy

La figura de San Francisco de Jerónimo es especialmente actual para una Iglesia que busca nuevas formas de llegar a las personas alejadas. Su estilo directo, su cercanía al pueblo y su testimonio coherente hacen de él un ejemplo para catequistas, misioneros, sacerdotes y laicos comprometidos.

Fue un predicador que no juzgaba, pero tampoco callaba la verdad. Hablaba del amor de Dios con fuerza, pero también de la necesidad de conversión, del pecado y del juicio, siempre desde un profundo deseo de salvación para todos.


Frases célebres de San Francisco de Jerónimo

Entre las muchas expresiones que se conservan de su predicación, destacan algunas frases que reflejan su espíritu:

“¿De qué sirve ganar el mundo si pierdes tu alma?”
“Dios no se cansa de perdonar, pero tú te cansas de pedirle.”
“Prediquemos con palabras, sí… pero sobre todo con el ejemplo.”


Oración a San Francisco de Jerónimo

San Francisco de Jerónimo,
apóstol ardiente y servidor fiel,
intercede por nosotros ante Dios,
para que vivamos nuestra fe con valentía y alegría.
Ayúdanos a anunciar a Cristo en cada rincón,
con palabras sinceras y actos de amor.
Ruega por los misioneros y por los que aún no conocen al Señor.
Amén.


Su tumba y devoción actual

Los restos de San Francisco de Jerónimo reposan en la iglesia del Gesù Nuovo, en Nápoles, donde se conserva su tumba con gran devoción. Es uno de los lugares más visitados por peregrinos y devotos que piden su intercesión, especialmente en situaciones urgentes o difíciles.

Su legado continúa vivo en escuelas, parroquias, misiones y comunidades que llevan su nombre y se inspiran en su ardor apostólico para seguir evangelizando el mundo de hoy.

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