¿Quién fue San Valero?
San Valero fue un obispo cristiano que vivió en los primeros siglos de la Iglesia, en plena época del Imperio romano. Se le recuerda especialmente por su servicio pastoral en Zaragoza, ciudad de la que es patrón, y por su compromiso con la fe en un contexto de persecución. Aunque no existen abundantes datos históricos sobre su vida, se sabe que ejerció su ministerio en una época marcada por el sufrimiento de los cristianos bajo las órdenes del emperador Diocleciano.
San Valero no fue un obispo buscador de gloria, sino un pastor discreto y firme, conocido por su humildad, prudencia y espíritu de servicio. Durante su episcopado, tuvo como diácono a otro gran santo: San Vicente Mártir, su discípulo y compañero de persecución.
¿Cuándo se celebra San Valero?
La festividad de San Valero se celebra el 29 de enero. Es una fecha especialmente importante en la ciudad de Zaragoza, donde es patrono desde tiempos antiguos. Ese día, además de celebraciones religiosas, se organizan eventos culturales, tradicionales y gastronómicos, como la conocida rosconada popular, en la que se reparten miles de raciones de roscón y chocolate.
La elección del 29 de enero como fecha de su festividad coincide con la tradición que señala que ese fue el día de su muerte o, al menos, el día en que se comenzó a conmemorar su figura dentro de la comunidad cristiana local.
San Valero y la persecución romana
San Valero vivió durante la cruel persecución ordenada por el emperador Diocleciano, alrededor del año 303. Fue arrestado junto con su diácono San Vicente en Valencia. Ambos se mantuvieron firmes en su fe, negándose a renunciar al cristianismo. Mientras San Vicente fue martirizado, San Valero fue desterrado, posiblemente por su avanzada edad y delicado estado de salud.
Se cree que San Valero pasó sus últimos días en el exilio, en una localidad alejada llamada Enet, aunque otras fuentes afirman que fue en las montañas de Aragón. Murió en la soledad, pero su legado se mantuvo vivo gracias a la devoción de los fieles que conservaron su memoria.
Patrón de Zaragoza: una devoción muy viva
San Valero es el patrón oficial de Zaragoza, y su figura sigue teniendo una enorme importancia en la identidad de la ciudad. Durante el día de San Valero, Zaragoza se llena de vida con misas solemnes, procesiones, conciertos, actividades infantiles y la esperada rosconada en la plaza del Pilar.
La Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar guarda una capilla dedicada a él, donde cada año acuden miles de devotos a rendir homenaje al obispo que protegió la fe en tiempos difíciles. La frase que se escucha con frecuencia en su día es: “San Valero, ventolero y rosconero”, en referencia al fuerte viento que suele soplar por esas fechas y al dulce típico de la festividad.
Legado espiritual de San Valero
Aunque no dejó escritos ni tratados, la vida de San Valero es un ejemplo de fidelidad, liderazgo sereno y valentía. No fue mártir como su discípulo San Vicente, pero su testimonio de fe silenciosa y resistente inspiró a generaciones de cristianos.
Su figura nos recuerda que también los pastores que no levantan la voz pueden tener un profundo impacto en la vida de la Iglesia. Fue un hombre de oración, de palabra justa y de servicio humilde, cualidades que siguen siendo necesarias en todo tiempo.
Frases populares y tradiciones
En torno a San Valero se han tejido expresiones típicas y celebraciones que reflejan el cariño del pueblo por su santo patrono. Entre ellas destacan:
-
“San Valero, ventolero”: por el cierzo que sopla en Zaragoza en enero.
-
“San Valero, rosconero”: porque se reparte roscón a miles de personas el día de su fiesta.
-
Procesión y misa en la Seo: la Catedral del Salvador (La Seo) acoge las celebraciones más solemnes en su honor.
Además, en los colegios y parroquias se realizan actividades que enseñan a los más pequeños quién fue San Valero y por qué su ejemplo sigue siendo actual.
Oración a San Valero
San Valero, obispo fiel y pastor humilde,
tú que supiste mantener la fe en medio de la persecución,
intercede por nosotros para que no tengamos miedo de dar testimonio de Cristo.
Ayúdanos a ser fuertes en la adversidad y serenos en el servicio.
Ruega por Zaragoza y por todos los que hoy te invocan con fe.
Amén.