¿Qué día se celebra Santa María, Madre de Dios?
La festividad de Santa María, Madre de Dios se celebra cada año el 1 de enero. Esta fecha no solo marca el inicio del nuevo año civil, sino también una de las fiestas más solemnes del calendario litúrgico católico. Es un día de precepto, lo que significa que los católicos están llamados a asistir a misa. Este santo celebra a la Virgen María bajo su advocación más importante: como madre de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre.
¿Por qué se celebra el 1 de enero a Santa María, Madre de Dios?
El 1 de enero es el octavo día desde el nacimiento de Jesús, celebrado el 25 de diciembre. Según la tradición judía, a los ocho días del nacimiento se realizaba la circuncisión del niño, y es en ese contexto donde María aparece como madre obediente y fiel. En la liturgia católica, este día fue elegido para honrarla con el título de Madre de Dios, proclamado oficialmente en el Concilio de Éfeso en el año 431.
Esta solemnidad subraya una verdad fundamental: que Jesús es verdaderamente Dios y hombre, y por tanto María puede y debe ser llamada con propiedad Madre de Dios.
¿Qué significa el título «Santa María, Madre de Dios»?
El título «Santa María, Madre de Dios» (en griego Theotokos, que significa «la que dio a luz a Dios») no pretende decir que María sea anterior o superior a Dios. Lo que afirma es que el hijo que ella dio al mundo es Dios en persona, hecho carne. Este título afirma la unidad de la naturaleza divina y humana en Jesús, y por eso tiene un profundo valor teológico.
¿Qué se celebra en la Iglesia ese día?
Además de honrar a Santa María, Madre de Dios, el 1 de enero también es el Día Mundial de la Paz, instituido por el Papa Pablo VI en 1967. En sus mensajes anuales, los papas suelen reflexionar sobre la paz mundial, los conflictos armados, la justicia social y los desafíos actuales.
Por tanto, esta fecha une la maternidad espiritual de María con un deseo de paz para toda la humanidad. Se considera un día ideal para comenzar el año con fe, esperanza y reconciliación.
Tradiciones y celebraciones del 1 de enero
La solemnidad de Santa María, Madre de Dios se celebra con misas solemnes en parroquias y catedrales de todo el mundo. Es común que los fieles asistan a la misa de Año Nuevo como una forma de poner el nuevo año en manos de Dios, por medio de María.
En muchos hogares católicos se reza el rosario, se hacen bendiciones familiares y se pide la protección de la Virgen para el año que comienza. En algunos países, incluso se organizan procesiones y actos marianos especiales.
Santa María, Madre de Dios en la Biblia
Aunque la Biblia no menciona literalmente el título «Madre de Dios», sí muestra el papel central de María como madre del Salvador. En el Evangelio de Lucas, el ángel Gabriel le dice: “Darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo” (Lucas 1,31-32).
También Isabel la llama «Madre de mi Señor» (Lucas 1,43), lo cual es un reconocimiento implícito de su maternidad divina.
¿Qué enseña la Iglesia sobre Santa María, Madre de Dios?
La Iglesia Católica enseña que María es la madre de Jesús en su totalidad, no solo de su naturaleza humana. Negar este título sería dividir la persona de Cristo, algo que va en contra de la fe cristiana. Por eso, reconocer a María como Madre de Dios es proteger la verdad de que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
Además, la Iglesia la honra como modelo de fe, humildad y entrega. Su “sí” a Dios cambió la historia del mundo.
¿Cuál es la diferencia entre esta fiesta y otras dedicadas a María?
Hay muchas festividades marianas en el calendario católico: la Inmaculada Concepción, la Asunción, Nuestra Señora del Carmen, de Fátima, de Lourdes… pero Santa María, Madre de Dios es considerada la más fundamental de todas, ya que es la raíz de todas las demás advocaciones.
Mientras que otras fiestas celebran aspectos concretos de su vida o apariciones, el 1 de enero recuerda su identidad más profunda: ser madre del mismo Dios.
¿Qué podemos aprender hoy de Santa María, Madre de Dios?
En un mundo marcado por la prisa, el ruido y la superficialidad, Santa María, Madre de Dios nos invita a detenernos, meditar y confiar. Ella es ejemplo de silencio interior, de obediencia valiente y de fe en los momentos más difíciles. Como madre, nos enseña a cuidar a los demás. Como creyente, a confiar en Dios incluso sin entenderlo todo.